Me cansé de rogarle, me cansé de decirle
que yo sin ella de pena muero.
Ya no quiso escucharme, si sus labios se abrieron
fue pa' decirme ya no te quiero.
Yo sentí que en mi vida se perdí en un abismo
profundo y negro, y como mi suerte
quise hallar el olvido al estilo Jalisco.
Pero aquellos mariachis y aquel tequila me hicieron llorar.
Y hay dolores, Hidalgo, como te quiero, ¿verdad?
Me cansé de rogarle, con el llanto en los ojos
alcé mi copa y brindé por ella.
No podía despreciarme.
Era el último brindis de un bohemio para una reina.
Los mariachis callaron.
De mi mano sin fuerza cayó mi copa sin darme cuenta.
Ella quiso quedarse cuando vio mi tristeza.
Pero ella...
Ya estaba escrito que aquella noche
perdiera, perdiera su amor.