Yo nunca he bailado.
Yo no bailo bien.
Yo nunca he bailado.
Yo no bailo bien.
Pero me gustan las palabras que a la vez te generan movimiento.
Qué bueno el mezcal.
Cuando el corazón contento tiene ganas de salir a celebrar.
Que ha salido bien.
Qué sorpresa que algo en esta vida loca choque y no me salga mal.
Bueno, qué mata.
Qué mata.
Qué mata.
Qué mata.
Tengo un ego que entra por tu puerta.
Y aunque creas que cuando me equivoco mi ego es un animal salvaje.
Es brutal.
No he podido controlarlo y cada solvo le despierta un poco más.
Vuelvo a rechazar de la palabra porque
creo que no queda claro que me caes fatal.
Tengo que calmarme.
Qué mata.
Qué mata.
Qué mata.
He vuelto a escribir por escribir.
Palmaba todo el rato porque no tenía nada que decir,
que contar.
El mejor plan de domingo en este pueblo viene siendo escapar.
Pensaré en no volver.
Pero luego me recuerda que aún me queda una hipoteca por pagar.
Tres hijos por cuidar,
un coche en el taller,
un perro frente al cuenco esperando para comer.
Me ahogo.