El agravio de tus labios que curaron y engañaron,
embeleso de tu beso donde preso me quedé.
Un zarpazo fue tu abrazo y tu piel de sera y raso,
un infierno cruel y eterno donde el alma me quemé.
El hastío con su frío y sonido en todo mío,
si quererte fue la muerte,
el perderte es morir más.
Qué misterio es el cariño que en la cruz de tu abandono,
todavía te perdono y te quiero mucho más.
Clavaste sin temor con toda tu alma
a traiciones por la espalda un puñal,
y para qué,
no ves que estoy herido y te sonrío,
que aun te llamo cielo mío y te hago un beso tu puñal.
No lo ves,
que pese a todo y contra todo,
en el cielo,
en el lodo,
yo te quiero siempre igual.
Clavaste
sin temor con toda tu alma a traiciones por la espalda un puñal,
y para qué,
no ves
que estoy herido y te sonrío,
que aun te llamo cielo mío y te hago un beso tu puñal.
No lo ves,
que pese a todo y contra todo,
en el cielo,
en el lodo,
yo te quiero siempre igual.
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